Si hay un elemento que puede cambiarle totalmente el aspecto a cualquier espacio de tu casa, ese es un tapete. Y es que no hay restricciones para usarlo: en la sala, se verá de lujo; en la habitación, permitirá que tus hijos y mascotas disfruten de manera cómoda. ¿Cuál es el problema? Limpiarlo.
Para que no sufras, con esta guía te enseñamos cómo limpiar un tapete sin mucho esfuerzo. ¡Anímate y prueba!
¿Quieres que tu tapete quede como nuevo? Lograrlo no es tan difícil como parece. Lo que te recomendamos para empezar con el proceso es conectar la aspiradora y pasarla sobre ambas caras de la alfombra.
Tómate tu tiempo, limpiar un tapete requiere de paciencia más que de cualquier cosa. Ya libre de polvo, puedes seguir con el siguiente paso.
Quienes amamos que la casa luzca reluciente, sabemos que el vinagre blanco es nuestro mejor amigo. ¿Y adivina qué? Para aprender cómo limpiar un tapete no es la excepción.
Toma un balde, llénalo con agua tibia y añade 4 tazas de vinagre junto con dos cucharadas de jabón de cocina. Espera unos instantes para que disuelva y luego revuelve.
La recomendación para este punto es utilizar un cepillo de cerdas suaves. Sin embargo, si no cuentas con uno, puedes utilizar una esponja y un paño de microfibra.
¿Cómo empezar a limpiar el tapete? Humedece el cepillo en la mezcla de agua con vinagre y empieza a frotar en línea recta hacia una sola dirección. Deja para el final el borde de la alfombra.
Luego de que hayas frotado bien todo el tapete, incluyendo el borde, con el cepillo humedecido, resta enjuagar. Este punto, particularmente, no es difícil, pero sí requiere toda la paciencia del mundo.
Toma un balde con agua del grifo. Humedece un paño y empieza a frotar con delicadeza todo el tapete. La idea es, poco a poco, ir sacando la mezcla de agua, vinagre y jabón para que la limpieza de la alfombra sea la mejor.
Aprender cómo limpiar un tapete parte de reconocer que cada uno de los seis pasos recomendados es importante para que el proceso sea exitoso, incluso este, el de escurrir.
Si puedes levantar el tapete y no es muy pesado, puedes intentar retorcerlo para que salga el agua de sobre. De lo contrario, puedes pasar sobre él un limpiavidrios. Esto facilitará el proceso de secado.
Cuando haya quedado bien escurrido, tiéndelo de tal manera que quede expuesto de manera directa al sol. Eso sí, es fundamental que lo hayas escurrido bien, para que no solo se seque rápido, sino que no tome mal olor.
Una vez tu tapete se seque por un lado, no te queda más que darle la vuelta. ¡Eso es todo! ¡Disfruta de tu tapete en tu sala como de costumbre!
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