¿Cómo elegir un sofá cómodo para tu sala?

¿Qué es la densidad de un sofá?

La comodidad de un sofá depende de dos aspectos igual de importantes: la densidad y la resistencia. La densidad hace referencia a la resistencia del material que se utilizó para elaborar la parte donde nos sentamos y el espaldar, y es el que determina qué tanto nos hundiremos cuando nos sentamos. Si, por ejemplo, la densidad es poca, terminaremos muy hundidos en la silla, mientras que una densidad alta será más resistente a nuestro peso. En esta línea, la resistencia es el grosor de las burbujas que le brindan elasticidad a la espuma del sofá. Cuando te sientes en el sofá, el soporte será distinto dependiendo de su resistencia.

Otro término fundamental es el de la suspensión. Actualmente, la mayoría de sofás son elaborados a partir de bandas elásticas de aproximadamente 6 cm. de largo, entrecruzadas, dispuestas las unas al lado de las otras como formando la base para un trampolín; sin embargo, algunos sofás todavía están hechos a la antigua, es decir, con suspensión de resortes, por diferentes razones, entre ellas el material del tapizado, cuando es muy pesado es necesario un soporte que sea más resistente en el tiempo.

La espuma y la densidad en los muebles de sala

Dado que la parte donde nos sentamos recibe todo el peso del cuerpo, debe tener una mayor densidad que la del espaldar. Por ello, te recomendamos elegir una densidad de alta resistencia que no tenga menos de 35 kg. de capacidad por metro cúbico. En cuanto a los cojines, estos pueden estar compuestos por un bloque de espuma o por espumas de distintas densidades. Por ejemplo, la capa de base puede tener una densidad mayor que la superficial para favorecer la comodidad y el aspecto de la forma del cojín.

Entre la espuma de la base y el recubrimiento del sofá se agrega por lo general una capa de látex, plumas, dacrón (un textil suave) o espuma viscoelástica también llamada «memory foam», es un tipo de espuma que gracias a un tratamiento químico se adapta a la forma del cuerpo?.

El espaldar, por su parte, no requiere una espuma de alta densidad ya que solo recibirá la presión que hagamos con la espalda. Por lo general, se recomienda que esté entre 21 y 29 kg. por metro cúbico y que la capa de plumas, de dacrón (u otro material) que se encuentre entre la espuma y el recubrimiento sea más gruesa para mayor comodidad.

Para resumir: a menor densidad, la espuma es más blanda y puede deteriorarse con mayor rapidez; a mayor densidad, la espuma es más compacta y puede resistir más. Lo ideal: encontrar un punto medio para no sacrificar comodidad ni duración del sofá.

Sofá cama

Los sofás cama requieren una densidad distinta dependiendo del uso que les dé. Por ejemplo, si quieres un sofá cama para usarlo con regularidad como cama, lo que tienes que buscar es que los asientos sean delgados (de un espesor de menos de 12 cm.) y que el colchón sea grueso y de alta calidad. Si el uso que le darás será sobre todo como sofá lo aconsejable es buscar uno que tenga un colchón delgado y unos cojines gruesos.

Consejos para mantener el sofá en buen estado

Limpiar el polvo del sofá una vez por semana es fundamental para evitar que se deteriore fácilmente. El polvo que se acumula en las fibras va formando una capa que hará que el recubrimiento se desgaste fácilmente. Para los sofás en tela la mejor práctica es aspirarlos, para los que tienen recubrimiento de cuero lo mejor es pasarles un trapo húmedo.

Respecto al mantenimiento de los cojines, este depende del material del que están hechos. Si son de plumas, debes golpearlos seguido, para sacar el polvo y devolverles su suavidad. Si son en espuma, es inevitable que pierdan su esponjosidad; en ese caso, lo que puedes hacer es alternar el lugar donde te sientas y escoger un modelo de sofá que tenga los cojines sueltos para que puedas cambiarlos en caso de mucho desgaste.